Algunos ejemplos de estas propuestas son el acuerdo entre
el banco público alemán y nuestro Instituto de Crédito Oficial (ICO),
el Banco Central Europeo (BCE), o hasta nuestro ministro de economía, Luis de
Guindos.
Tal y como si unos organismos reclamasen la responsabilidad de que haya más
crédito a otros, y estos a los primeros, de manera que se acaba diluyendo esta
responsabilidad entre diversos agentes de la economía, hasta el punto de que
parece ser que no existe raíz para este problema.
A este respecto, este ‘juego’ que consiste en echar balones fuera no tiene
otra explicación que la ‘falta de confianza’, que no se ejemplariza ni en
nuestros propios dirigentes políticos, y que discurre por la propia sociedad,
llega hasta los propios ciudadanos. Porque si realmente confiásemos en
nuestras empresas, apostaríamos por ellas, invirtiendo nuestros ahorros en
esta causa, y no peleándonos por un cuartillo de punto más a la hora de buscar
un plazo fijo o algún otro vehículo de inversión.
En Pymes y Autónomos
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